Blah, blah, blah.

Quizá sólo diga gilipolleces, pero estás aquí y las estás leyendo.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Por navidad se dice la verdad.

Quiero escribirte todo lo que siento cuando te miro a los ojos. Quiero decirte lo que veo y lo que ocultas. Pero me es imposible ponerme delante del teclado y que todo surja. Es como si no supiera quien eres, ni quien soy. Me siento perdido en un mar de sensaciones. Me levantas y tiras mi mundo al suelo. Me acabarás olvidando demasiado rápido mientras yo querré perderte en cualquier bar buscando consuelo en un whisky. Se me hace imp
osible describir con palabras todo lo que siento mirándote a los ojos, cuando sé lo bien que lo haría un beso. Todos mis intentos de olvidarte se verán en vano el día que todo acabe. Me da igual una tercera guerra mundial si a lo único que tengo miedo es a no habernos sido sinceros. Cobardes. Débiles. Ocultando verdades como puños. Haciéndonos daño sin querer, que ya es algo. Lo siento si hago apología de la autodestrucción, pero es de lo que más sé. Lo digo todo de carrerilla, sin pararme en las comas porque no me gustan las pausas. Quizá no tengan sentido mis palabras, o no se lo encuentres, o no quieras encontrarselo. Tranquilo, yo tampoco lo intentaría. Debería quitarle el teclado a mi corazón que no sabe lo que dice y mucho menos lo que hace.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

No.

Mis textos no tienen nombre y apellidos porque nadie es poseedor de las palabras. Mis emociones no tienen dueño, o ¿a caso te pones en mi lugar cuando el bolígrafo se desliza por el papel? No te voy a escribir metáforas que no mereces. No mereces las cientos de hipérboles de mi corazón. No mereces mis anáforas, ésta, no es para ti. Tampoco eres merecedor del calor de mis letras. No mereces flotar en mi clímax. No esperes doble sentido en estas líneas porque no lo hay. Busca lo explícito en lo que tienes, que es lo que ves aquí. No tergiverses lo que digo porque aquí no hay nada. ¿No lo ves?

lunes, 5 de diciembre de 2016

Etéreo y efímero.

Se llama etéreo a algo delicado fuera de este mundo.

Y se le llama efímero a algo que se alarga por un corto periodo de tiempo.

Podríamos hablar de un orgasmo. Algo corto y fuera de este mundo.

También,
podríamos
hablar
de
ti.
Etéreo y efímero.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Tarde.

Quizá sea tarde. Perdón, tardé. Tardé en darme cuenta del daño que te hice, del veneno que fui y que no llegué a darte el antídoto. Tardé en darme cuenta de lo pequeño que eras y que eras de cristal. Tardé en verte los defectos. Los mismos que los míos aunque ni yo mismo me diera cuenta entonces. Tardé en decirte ya es tarde. Tardé en ver las claras señales que me decían lo poco que te querías. Tardé en darme cuenta de que no estabas preparado para algo tan fuerte como yo. Tardé en darme cuenta de que de verdad me querías. A ti te pasó lo mismo. Lo sé. Ahora, lo sé. Tarde. Y ya es más tarde que ayer. Ya es tarde para pedir un último beso. Es tarde para decirte que cierres la puerta al salir, y que por favor, no des portazo, no vaya a ser que se caigan los muros que construiste.

martes, 29 de noviembre de 2016

Paso de ti.

Voy a hacer que me mires mientras alzo el vuelo, mientras, tú, disfrazate de invierno, ládrame que me quede. Será inútil, mis oídos ya no captan las ondas de tu voz. Mis ojos no perciben el azul de los tuyos. Tu droga ya no me sube y aunque seas fénix a mi corazón ya no hay resurrección que le valga. Las cenizas se mezclan con mi sangre tiñéndola de negro, así es mas fácil metabolizar tus falsos te quiero. Ten cuidado con vestir de verde, la esperanza no te pega. No debiste invitarme al alzamiento de la contradicción y deja de manifestarte por una nueva ley de educación emocional. No esperaba un contrato indefinido en tu corazón. No esperaba nada de ti. No quiero flores que se marchiten como tus promesas. Ni si quiera espero odiarte porque sería concederte la victoria. No quiero un abrazo tuyo si eres el único que queda en Groenlandia. Sólo te pediré que brindes en la celebración de mi liberación. Que bebas de tu propio veneno y te atragantes con tu corazón de hielo.

lunes, 14 de noviembre de 2016

14/11/15

Te sueño todas las noches, algunas recuerdo las efímeras caricias que me brinda mi subconsciente, otras, la mayoría, me levanto sonriendo. Sin pensarlo, sin querer pensarlo, te abres hueco entre mis neuronas abres las puerta de mi inconsciente, te cuelas entre mis sábanas y me acaricias por debajo del ombligo, me besas las puntas de los dedos y saltas de un lado al otro de la cama. Juegas con mi espalda y río entre tus piernas. Me enredo en tu pecho e intento saber donde tenías ese lunar que tanto me gustaba. Vacilo si te beso porque no quiero abrir los ojos y muero entre tus labios cuando despierto.

sábado, 6 de febrero de 2016

EL juego.


Estoy dentro. Es oscuro, frío y casi sin sentido. Las gotas de sudor se aglomeran en mi frente desbordándose por mi rostro y noto algún quemazón en la piel, no será nada. Este es mi juego. Me he caído en un lago de agua fétida, diría que hasta algo corrosiva, da igual, no me molesta el dolor. Huele a azufre y a huevo podrido. Para ser mi juego es difícil salir de él pero, también sé, que terminará cuando yo así lo quiera. Observo el camino andado, las verjas con alambre de espino, estanques infestados de tiburones y alguna que otra verja eléctricamente cargada. Me gusta ponérmelo difícil. Podría haber creado un verde prado donde crecen margaritas, amapolas y violetas, corren las liebres y huele a hierba recién cortada mas prefiero un baño de sangre. Que las cosas que merezcan la pena cuesten sudor, sangre y lagrimas obtenerlas que no me regalen nada, ni si quiera los oídos. Yo sigo mi juego, algún día le pondré fin, de momento, me divierte. Ya veo la luz que finaliza el recorrido, la aparto de mi unos kilómetros, preparo la estrategia y salgo del agua pestilente que me produce arcadas en la que yo mismo decidí caer y sigo mi juego.